sábado, 23 de enero de 2010

La marcha del 23


En la mañana le pregunté a un amigo si me acompañaría a la marcha que estaba siendo convocada por el llamado movimiento opositor. Mi amigo me devovió este mensaje a través del celular: “hice política durante mucho tiempo, que sean los barrios los que decidan qué quieren hacer con nosotros”. Me quedé ponchado.

Igual fui. Impresiones diversas, como la posibilidad de ver gente tan variada, el reencuentro con las calles, cosa que evitamos hacer en otro “formato” que nos permita recorrer las calles sintiéndonos seguros por ser tantos y por compartir al menos un deseo similar por que volvamos a tener una cosa más parecida a lo que era un país. Eso es sabroso.

Me puse a prueba. Llegaron los adecos como en aquellas viejas épocas pero con menos gente. Lo bueno: gente variopinta. Me les acerqué y pedí mi franela de Acción Democrática. La señora me la obsequió sorprendida, como sorprendidos se quedaron los muchos que conozco y que al saludarles se les veía el gesto de incomodidad por mi atuendo.

Aquí quería llegar. La gente sigue viendo a los partidos con cierto desprecio. Seguimos pagando las consecuencias de aquella campaña de principios de los 90 en la que los medios, el Congreso de la época y la sociedad toda se volcó en contra de los partidos y al quedarnos sin esas instancias; se manifestó el estamento militar ‘inconforme” con el sistema, se logró colar por la vía electoral y hoy estamos acá tratando de alejarnos de este despeñadero. Pero seguimos lejos de lograr una participación mayor en las estructuras políticas que le dan vida a la democracia.

Hoy lo dijo un compañero con excelente claridad: “esa cosa llamada la sociedad civil no nos va sacar de esto”. Y así lo creo. Hay que volver al partido y a diferencia de la propuesta del gobierno totalitario bajo el cual se nos desgobierna, no puede ser un partido único. Los múltiples colores caminado hacia un mismo destino son una buena metáfora de lo que deberíamos buscar.

Las marchas no tumban gobiernos (al menos a este gobierno), pero son como las fotos que nos permiten saber cómo estamos en un momento dado. Y sí, hubo gente para todo, como el país. Insito en la necesidad de que nos impliquemos más allá de estas vidas tan privadas que no nos han dejado ver nuestras posibilidades colectivas. Hay futuro.

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