domingo, 17 de octubre de 2010

El efecto Vaselina


Dedico estas líneas al sutil efecto que tienen los pronunciamientos hechos recientemente por altos funcionarios gubernamentales con relación al propósito del gobierno en ejercer en nombre del pueblo, la apropiación de aquellos aparatos productivos responsables de la fabricación de alimentos. Lo primero que voy a referir es la poca atención con la cual estos anuncios han sido realizados, amén de que estemos aún eclipsados por el rescate de los mineros chilenos, el inicio de la temporada del béisbol profesional o la declaratoria del amor por personas del mismo sexo de algún cantante pop que no da pie con bola en la venta de su último album.

Creo que estamos además ante la evidencia empírica de una de las tesis del efecto vaselina que tienen las palabras y quien mejor lo ha descrito (obviamente con otra denominación), ha sido Alex Grijelmo en La seducción de las palabras (2000). Lo que sugieren las reacciones de la opinión pública es que estos pronunciamientos han tenido un tono menos amenazante y más del tipo “anticipatorio”. Parece una sutileza pero tiene un impacto poderoso en la relación víctima-victimario. Los ministros, el vicepresidente no han dicho vamos a expropiar a Polar, a Cargill o a cualquier otra empresa que forme parte de los grandes productores de alimentos. Han dejado comentarios, hipótesis de cómo debería ser la cosa, ideas de lo que debe hacer un gobierno que piense en el pueblo. Todo ha sonado menos violento, casi amistoso. Tan amistoso ha sido que ya hay quienes en su discurso lo incorporan como un hecho dado, mas cercano. Resignados.

Esto me recuerda mi más reciente contacto con el hampa en la ciudad de Caracas. Me tomaba un cafecito en mi panadería preferida de San Bernardino, se estacionan dos jóvenes que vienen en una moto, el parrillero se pasea por cada una de las mesas, viene a la mía y simplemente me dice: “el teléfono, pana”. Casi una sutil solicitud de algo que ya le pertenecía desde que mostraba la cacha de la Glock.

Difícil catalogar esto de robo, por favor. Si ya los choros siquiera pronuncian la palabra. Tanto como cuando los líderes de este gobiernito, secuestran, extorsionan y roban las propiedades a sus dueños y no pasa nada, pues te agarraron limpiecito y embadurnado de vaselina…

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